El papel de los abuelos  

Por EQUIPO AICTS / 16 de junio de 2017


Hace unos días, el periodista Héctor G. Barnés publicaba en El Confidencial el interesante artículo "Ni las empresas ni el Gobierno, quien está sacando adelante a España son los abuelos". Barnés analizaba el peso de los abuelos no solamente como un sustento económico, incrementado con la crisis sistémica de 2008, sino también en otros aspectos relativos al cuidado de los nietos. Barnés también situaba el foco en las características de nuestro Estado de Bienestar y cómo los abuelos cubrían una serie de carencias que no afrontaban las administraciones. El artículo reflejaba una realidad muy evidente y muy clara, la del peso de la solidaridad familiar para afrontar determinadas situaciones.

Y es que nuestro Estado de Bienestar se corresponde con los del sur de Europa o los denominados "familistas", caracterizados precisamente por el hecho de que lo que no cubren los servicios públicos lo hace la familia. La importancia de la familia y la tradición católica marcan en gran medida ese escenario, que se ve especialmente reflejado en situaciones como el cuidado de los dependientes, donde las mujeres han sido las grandes sacrificadas para hacerse cargo de sus familiares. En este sentido, la Ley de Dependencia de 2006 suponía un reconocimiento a este colectivo olvidado pero los recortes y ajustes derivados de la crisis sistémica supusieron un durísimo golpe para esas medidas. Igualmente, es muy importante el papel que han desempeñado, y lo han incrementado, los abuelos en el cuidado de los nietos. En un mundo laboral inestable, en un mundo en el que la conciliación no deja de ser una quimera, en un mundo en el que los horarios se flexibilizan, los abuelos han aumentado su papel como cuidadores de sus nietos en las edades más tempranas. Esta situación podría ser cubierta por una red de guarderías públicas accesibles y una mayor apuesta por la conciliación, pero de nuevo es un hecho que parece casi irreal.

El apoyo económico sin duda alguna es uno de los más visibles. En un contexto en el numerosas familias se vieron inmersas, y siguen estando, en un escenario de empobrecimiento y reducción de su nivel de vida por la pérdida de empleos o la precarización del existente, han sido de nuevo los abuelos los que han acudido en su ayuda. Nos encontramos ante un colectivo que, en parte, han podido ahorrar y contar con buenas pensiones que les han permitido afrontar esta situación. Podemos hablar de grandes cantidades, como afrontar el pago de las letras de las hipotecas, pero también de pequeños gastos cotidianos como los de los colegios, como hemos podido comprobar en nuestras investigaciones. Pero también hay una parte de este colectivo que se ha visto muy perjudicado por la situación, personas que eran avalistas de las viviendas de sus hijos y nietos y que han perdido la suya; personas que estaban en residencias y que han sido sacadas de ellas porque sus pensiones era la única fuente de ingresos de muchas familias, con los cambios en sus condiciones de vida.

El artículo de Héctor G. Barnés acierta en su planteamiento y pone el foco de nuevo en las limitaciones de nuestro Estado de Bienestar. Además, hay que añadir que esta generación de abuelos que están pudiendo ayudar a sus hijos y nietos posiblemente sea la última que pueda hacerlo. Las siguientes ya han accedido a un mercado laboral diferente, más inestable e inseguro, parte de las mismas se mueven en la precariedad, no han podido ahorrar porque han destinado buena parte de sus ingresos a la adquisición de una vivienda, y prácticamente tienen que vivir al día. Y, no cabe duda que estos escenarios están generando tensiones que afectan a una institución, la familiar, que lamentablemente en España no tiene el mismo peso en las ayudas y en las políticas públicas que en otros países de nuestro entorno europeo.