El trabajo

Por EQUIPO AICTS / 06 de mayo de 2024

El pasado 1 de Mayo se celebró el "Día Internacional de los Trabajadores". Fecha marcada en el calendario desde hace más de un siglo, supone una conmemoración de todos los logros conseguidos en relación al trabajo y a la calidad del empleo. Igualmente, es una fecha reivindicativa. Sin embargo, el 1 de Mayo hace tiempo que ha ido perdiendo parte de sus significados, especialmente en un contexto como el actual, cuando la evolución del capitalismo neoliberal ha transformado el mundo del trabajo y del empleo, que son dos cuestiones diferentes pero que van de la mano. No se trata de echar la mirada atrás de forma nostálgica, al contrario, se trata también de ver desde dónde venimos y el camino en el que nos estamos instalando. Ciertamente, no son pocas las mejoras y las condiciones que, comparado no ya con hace 120 años sino con 50, podemos destacar. El mundo del trabajo fue evolucionando en nuestras sociedades occidentales logrando mejoras inconcebibles una o dos generaciones atrás. Jornada de 8 horas, derecho a vacaciones, protección de trabajadores y trabajadoras, por poner unos pocos ejemplos. El papel de los sindicatos era determinante y los cambios que se sucedieron en esos años hay que vincularlos a un modelo como el del Estado de Bienestar, sin olvidar el valor de la negociación colectiva. Las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras contaban con instrumentos como las huelgas, las manifestaciones, etc., que tenían una incidencia. 

El mundo del trabajo fue cambiando a medida que se fueron flexibilizando las condiciones del empleo y caían los procesos de negociación, perdiendo poder tanto trabajadores, así como los sindicatos, y el Estado como árbitro y mediador. Las teorías neoliberales dieron paso a una mayor individualización de las relaciones laborales, entrando en una espiral de la que no hemos salido. Al contrario, procesos como la Globalización, la digitalización y nuevas formas de trabajo, especialmente la uberización, han ido generando un empeoramiento de las concidiones laborales. El mercado de trabajo se ha ido dualizando, generando un escenario en el que cada vez hay menos trabajos de calidad y una mayor cantidad de empleos inestables y con peores condiciones en todos los sentidos. El ejemplo más evidente es el que hace referencia a los salarios ya que, en relación con el aumento del coste de la vida, se produce un doble escenario. Muchísimos sueldos no cubren no ya los imprevistos que puedan surgir sino las necesidades básicas del día a día. También se da una elevada inestabilidad que incide en una elevada movilidad. De esta forma, sorprenderse o criticar el que muchos jóvenes señalen que quieran ser funcionarios o trabajadores públicos no es de recibo ya que, obviamente, entienden que en este sector es donde pueden encontrar una mayor estabilidad y seguridad.

El mundo neoliberal en el que nos encontramos ha dado con varias teclas para legitimarse en el caso del trabajo. Se vende que existe una elevada flexibilidad de horarios, de condiciones de trabajo, incluso de posibilidades. Esto no solo se da en profesionales cualificadas y creativas, que es donde se puede observar de forma muy evidente, sino en todos los sectores. Acaban produciéndose discursos y justificaciones que hacen referencia a intangibles, cuando no se entra en la parodia a través de un pensamiento positivo que hace tiempo se demostró que estaba vacío. A cambio, condiciones que inciden en la disponibilidad 24/7, en una adaptación constante a los requerimientos de la empresa/entidad, y en una competencia por un recurso escaso, especialmente en algunos sectores. De esta forma, las generaciones que no se socializaron con una visión del mundo del trabajo fuerte, con unas estructuras claras y definidas, las generaciones que vienen sufriendo crisis tras crisis, especialmente desde 2008, tienen una relación con el mismo muy diferente. Lógicamente.

Seguramente, en nuestras sociedades, reflexionar sobre el mundo del trabajo a raíz del 1 de Mayo lleve a conclusiones poco optimistas. Hace tiempo que existen dificultades para definir que es la "clase trabajadora", teniendo en cuenta que antes se relacionaba con la clase obrera. En la actualidad, y por condiciones de trabajo, son numerosos trabajadores y trabajadoras que cuentan con unas situaciones que recuerdan a épocas pasadas. No parece que el signo de los tiempos vaya en otra dirección. Cada vez hay mayores exigencias en cantidad de trabajos, la presión se incrementa, la digitalización ayuda para generar mecanismos de control y monitorización. La "uberización" de no pocos empleos es una realidad. Los sindicatos van perdiendo fuerza y las negociaciones son individuales. Se ha perdido una buena parte de la visión de lo colectivo. Como decíamos, no somos optimistas en este sentido, pero habrá que buscar soluciones. Y leer a Richard Sennett y Remedios Zafra, entre otros muchos, que han teorizado sobre el mundo del trabajo en el que nos encontramos.