La clase media
Por EQUIPO AICTS / 14 de octubre de 2024
El pasado 11 de octubre, Carlos Sánchez publicó en El Confidencial el artículo "La clase media aguanta las crisis y sigue fuerte en Europa (también en España)". El artículo recogía los resultados de un informe de Eurofound a cargo del investigador Carlos Vacas Soriano. En el mismo, se indice en que el porcentaje de personas que se definen como de clase media ha sufrido un levísimo descenso en los últimos quince años, situándose en este informe en el 63,8% cuando, hace quince años, era el 64%, haciendo referencia a la EU 27. También se señala que, de la misma manera, en una reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 54,9% de los encuestados y encuestadas se definía como de clase media. El informe de Eurofound se centraba en indicadores como la renta disponible a partir de la Encuesta de Condiciones de Vida de Eurostat, ubicando a la clase media a aquellas personas que cuentan con un ingreso familiar del 75% al 200% de la mediana nacional. Además de valorar el papel de la clase media, del Estado de Bienestar, de la cohesión social, también se incide en que ha habido un desplazamiento de la clase media hacia la clase media - baja en relación a los niveles de ingreso. Pero, por otra parte, también se señala que ha habido países donde la contracción de las clases medias ha sido mayor que en otros.
El mismo medio señalaba en un artículo de septiembre de 2024, firmado por Javier Jorrín, "La crisis de las clases medias: las familias con problemas de carencia material se duplican". En este sentido, y a través de nuevo de datos de Eurostat, se observa cómo cada vez más hogares de este colectivo se encuentran en situaciones de carencia material, así como con dificultades para llegar a fin de mes. Los indicadores también son claros ya que, tras el escenario derivado por las consecuencias de la pandemia, la invasión de Ucrania, el incremento del nivel de vida, etc., han dado lugar a que estos colectivo se encuentren también en un proceso de movilidad social pero descendiente. De esta forma, estos datos muestran un proceso que es un indicador del cambio de modelo de sociedad y de la estructura social.
Estas dos noticias presentan unas conclusiones que pueden ser contradictorias. En el caso del primer ejemplo, no cabe la menor duda de que la horquilla de ingresos, del 75% al 200% de la mediana nacional, es muy amplia y, dentro de la misma, se encuentran numerosos colectivos. De la misma forma, no hay que olvidar el factor muy determinante como es el ya señalado del aumento del coste de la vida y de la inflación. La clase media ha sido un actor fundamental en las sociedades basadas en el Estado de Bienestar, como bien señala el artículo de Carlos Sánchez. La configuración de una estructura de clases en la que, este colectivo, se convirtió en central otorgó una legitimidad al sistema. Para algunos autores críticos, la expansión de la clase media estaba basada en un intento de acabar con el papel reivindicativo de la clase trabajadora. Sin embargo, la movilidad social y la visión de un progreso lineal y permanente, basado en una mejora de los niveles de condiciones de vida hasta la fecha desconocidos para la gran mayoría de las poblaciones en donde se institucionalizó este modelo, fue un éxito. Pero, por el otro lado, la clase media siempre ha sido un colectivo muy heterogéneo y un espacio en el que el nivel de renta no coindice siempre con el de estatus, generándose en las dos últimas décadas ciertas disonancias sobre la clase media. También hay que señalar el papel aspiracional de la misma, así como el hecho de que la mayor parte de la población se autocategoriza de esa manera, con independencia de los indicadores que definan a la clase media.
La crisis de 2008 comenzó a generar un cambio de sistema y una transformación de la estructura social. La clase media, que hasta ese momento era el destino de llegada, y el lugar de permanencia, de no pocas personas y colectivos, entro en una crisis sin precedentes. En ese momento, la crisis comenzó a afectar de forma directa a estos colectivos que, en buena parte, se vieron sacudidos por el desempleo o el empeoramiento del mercado de trabajo y de las condiciones del empleo. Además, en la crisis de 2008 se produjo un descenso de las transferencias sociales, precisamente uno de los factores que había provocado el crecimiento y la consolidación de las clases medias. Esa sacudida no solo tuvo un impacto económico, obvio, sino también simbólico porque suponía la ruptura con ese modelo de sociedad aspiracional. Las casi dos décadas transcurridas desde entonces, han consolidado el escenario. Seguimos en un cierto desclasamiento y los acontecimientos ocurridos en este periodo han intensificado esa precarización. Y, en los casos en los que se ha mantenido el nivel de ingresos, ya no son suficientes o han debido producirse ajustes presupuestarios. Por el camino, la cohesión social se va agrietando.
El pasado 11 de octubre, Carlos Sánchez publicó en El Confidencial el artículo "La clase media aguanta las crisis y sigue fuerte en Europa (también en España)". El artículo recogía los resultados de un informe de Eurofound a cargo del investigador Carlos Vacas Soriano. En el mismo, se indice en que el porcentaje de personas que se definen como de clase media ha sufrido un levísimo descenso en los últimos quince años, situándose en este informe en el 63,8% cuando, hace quince años, era el 64%, haciendo referencia a la EU 27. También se señala que, de la misma manera, en una reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 54,9% de los encuestados y encuestadas se definía como de clase media. El informe de Eurofound se centraba en indicadores como la renta disponible a partir de la Encuesta de Condiciones de Vida de Eurostat, ubicando a la clase media a aquellas personas que cuentan con un ingreso familiar del 75% al 200% de la mediana nacional. Además de valorar el papel de la clase media, del Estado de Bienestar, de la cohesión social, también se incide en que ha habido un desplazamiento de la clase media hacia la clase media - baja en relación a los niveles de ingreso. Pero, por otra parte, también se señala que ha habido países donde la contracción de las clases medias ha sido mayor que en otros.
El mismo medio señalaba en un artículo de septiembre de 2024, firmado por Javier Jorrín, "La crisis de las clases medias: las familias con problemas de carencia material se duplican". En este sentido, y a través de nuevo de datos de Eurostat, se observa cómo cada vez más hogares de este colectivo se encuentran en situaciones de carencia material, así como con dificultades para llegar a fin de mes. Los indicadores también son claros ya que, tras el escenario derivado por las consecuencias de la pandemia, la invasión de Ucrania, el incremento del nivel de vida, etc., han dado lugar a que estos colectivo se encuentren también en un proceso de movilidad social pero descendiente. De esta forma, estos datos muestran un proceso que es un indicador del cambio de modelo de sociedad y de la estructura social.
Estas dos noticias presentan unas conclusiones que pueden ser contradictorias. En el caso del primer ejemplo, no cabe la menor duda de que la horquilla de ingresos, del 75% al 200% de la mediana nacional, es muy amplia y, dentro de la misma, se encuentran numerosos colectivos. De la misma forma, no hay que olvidar el factor muy determinante como es el ya señalado del aumento del coste de la vida y de la inflación. La clase media ha sido un actor fundamental en las sociedades basadas en el Estado de Bienestar, como bien señala el artículo de Carlos Sánchez. La configuración de una estructura de clases en la que, este colectivo, se convirtió en central otorgó una legitimidad al sistema. Para algunos autores críticos, la expansión de la clase media estaba basada en un intento de acabar con el papel reivindicativo de la clase trabajadora. Sin embargo, la movilidad social y la visión de un progreso lineal y permanente, basado en una mejora de los niveles de condiciones de vida hasta la fecha desconocidos para la gran mayoría de las poblaciones en donde se institucionalizó este modelo, fue un éxito. Pero, por el otro lado, la clase media siempre ha sido un colectivo muy heterogéneo y un espacio en el que el nivel de renta no coindice siempre con el de estatus, generándose en las dos últimas décadas ciertas disonancias sobre la clase media. También hay que señalar el papel aspiracional de la misma, así como el hecho de que la mayor parte de la población se autocategoriza de esa manera, con independencia de los indicadores que definan a la clase media.
La crisis de 2008 comenzó a generar un cambio de sistema y una transformación de la estructura social. La clase media, que hasta ese momento era el destino de llegada, y el lugar de permanencia, de no pocas personas y colectivos, entro en una crisis sin precedentes. En ese momento, la crisis comenzó a afectar de forma directa a estos colectivos que, en buena parte, se vieron sacudidos por el desempleo o el empeoramiento del mercado de trabajo y de las condiciones del empleo. Además, en la crisis de 2008 se produjo un descenso de las transferencias sociales, precisamente uno de los factores que había provocado el crecimiento y la consolidación de las clases medias. Esa sacudida no solo tuvo un impacto económico, obvio, sino también simbólico porque suponía la ruptura con ese modelo de sociedad aspiracional. Las casi dos décadas transcurridas desde entonces, han consolidado el escenario. Seguimos en un cierto desclasamiento y los acontecimientos ocurridos en este periodo han intensificado esa precarización. Y, en los casos en los que se ha mantenido el nivel de ingresos, ya no son suficientes o han debido producirse ajustes presupuestarios. Por el camino, la cohesión social se va agrietando.