La cronificación de la pobreza y la desigualdad, algunas reflexiones sobre el Informe FOESSA 2019 

Por EQUIPO AICTS / 24 de junio de 2019


La Fundación FOESSA de Cáritas ha publicado su VIII Informe FOESSA. Sobre exclusión y desarrollo social en España. Sin duda alguna, nos encontramos con una de las herramientas más importantes para analizar el estado de la situación social de nuestro país, especialmente en un contexto convulso y dicotómico aunque actúa de forma muy sutil en ocasiones y, en otras, lo hace de forma muy directa. El equipo de FOESSA, coordinado por Guillermo Fernández, ha radiografiado la sociedad española que desde 2008 vive inmersa en un cambio de contexto sin precendentes en las últimas décadas. Lo ocurrido a partir de 2008 no fue una crisis puntual, no fue una crisis cíclica, fue una transformación de nuestras sociedades con una cronificación de la desigualdad, con una mayor importancia de las condiciones de partida de las personas y familias, y con un descenso de las transferencias sociales derivadas de un Estado de Bienestar adelgazado. 

Con una extensa muestra que abarca 29.000 personas y 11.600 hogares en toda España, el informe FOESSA de 2019 muestra una mejora de la situación con respecto a 2013 pero alejada todavía de la de 2007. Y es que en España hay 8,5 millones de personas en situación de exclusión social, el 18,4% de la población, que muestran no sólo que la movilidad social se ha estancado sino que incluso para no pocas personas y colectivos ha tomado un camino descendente. De esos 8,5 millones, 4,1 estarían en situación de exclusión social severa, un escenario todavía mucho más complejo con viviendas inseguras e inadecuadas, desempleo, precariedad laboral y una inexistencia en las agendas de los partidos políticos. Y 1,8 millones alcanzan la calificación de expulsados, con tales dificultades y de una magnitud tan elevada que precisan una interevención urgente. Todas estas cifras son claramente superiores a las que aparecían en 2007.

En el lado contrario, y con respecto a la denominada en el estudio la Gran Recesión, como es al aumento al 48,4% de la población de personas que no tienen dificultades para su supervivencia y pueden llevar una vida digna. Pero el informe señala dentro de este colectivo dos grupos, uno que señalan como "sociedad de las oportunidades" y, otro, que es es la "sociedad insegura", con seis millones de personas, que se encontrarían en el "filo de la navaja" y que son el estadio previo de la exclusión social. El riesgo de que su sustento económico pueda desaparecer ante una nueva vuelta de tuerca de la crisis daría lugar a graves problemas de supervivencia.

El informe también destaca el descenso de la solidaridad intergrupos y la fatiga de las redes de apoyo, muy tocadas por el impacto de los peores momentos de los comienzos de la crisis. También se presentan riesgos en nuestra democracia en términos de pérdida de calidad, la situación de las políticas públicas y la reconfiguración de las desigualdades territoriales, que cada vez se deriva más hacia el eje sur-mediterráneo.

En definitiva, un informe necesario, extenso y completo que nos muestra el escenario de la desigualdad y la exclusión social en España. Datos muy precupantes que conviene estudiar en profundidad porque aparecen las raíces de las futuras desigualdades, de su cronificación y de una sociedad en la que cada vez es más determinante el origen socioeconómico con un Estado de Bienestar y unas políticas sociales reducidas. Nos queda también hacer constancia del presentismo y del individualismo, una sociedad en la que los valores de la solidaridad social están en retirada para no pocos grupos, una sociedad en la que son los grupos más vulnerables los culpabilizados y los estigmatizados por su situación. Una sociedad en la que no se están encontrando soluciones a la precarización del empleo y en el que los partidos políticos parecen mirar hacia otro lado ante la exclusión social.