Jóvenes y salud mental

Por EQUIPO AICTS / 16 de agosto de 2021

En las últimas semanas han sido publicadas algunas noticias sobre la salud mental de nuestros jóvenes. Son estudios e informes preocupantes que muestran cómo se han incrementado los intentos de suicidio, las situaciones de ansiedad, las depresiones, etc. De hecho, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte entre los jóvenes españoles de 15 a 29 años con 309 casos en 2019. Este escenario es muy preocupante pero las tendencias se vienen observando desde hace tiempo, con una serie de factores relacionados con la sociedad que estamos construyendo. Es cierto que la salud mental, en su conjunto, y la de los jóvenes en particular, ha ido ganando importancia con respecto a unas pocas décadas atrás. Los que tenemos una edad, recordamos cuando en nuestros institutos comenzó a aparecer la figura del psicólogo. También recordamos el tabú que suponía el reconocer que se tenían depresiones, ansiedad, etc., y tener que ir a buscar la ayuda de especialistas. Afortunadamente, ese escenario ha cambiado. 

Sin embargo, no es menos cierto que nos enfrentamos ante una situación en la que las presiones son muy amplias y pueden generar estos escenarios que están afectando a la salud mental. No son únicamente los jóvenes, obviamente, pero no es menos cierto que estos estudios vienen a alertar de cómo están avanzando estos problemas en este colectivo. Además, la pandemia de la covid-19 ha intensificado en mayor medida estos escenarios debido a todo lo que está ocurriendo en este casi año y medio. De las pérdidas familiares y personales a las incertidumbres que genera la pandemia, todo ello genera más disficultades.

Habrá personas que digan que, en relación con los jóvenes, estamos exagerando. En parte, son visiones vinculadas con ese pasado que decíamos anteriormente, cuando se minusvaloraban los problemas vinculados a la salud mental. Habrá personas que digan que, los jóvenes de hoy, son unos afortunados en comparación con los de otras generaciones. Que son generaciones que, en general porque hay de todo, obviamente, viven muy bien, son afortunados, etc. Pero, todo esto es relativo y, además, los escenarios de riesgo y de vulnerabilidades en ocasiones están muy claros y presentes, pero en no pocas son más sutiles y pueden permanecer encubiertos.

Nos encontramos con generaciones que, en primer lugar, están sometida a una enorme presión. Esto puede parecer de nuevo inexacto, pero está ahí. Hablamos en términos generales porque, lógicamente, depende de muchos factores. Pero, en general, nuestro mundo está enfocado a un concepto del "triunfo" reflejado en unas expectativas que van desde el nivel de estudios alcanzado hasta el trabajo que se pueda lograr, pasando por diferentes aspectos materiales, algunos de los cuales, que no todos, se pueden relativizar. De esta forma, hay un nivel de exigencia que puede llevar a la frustración y a la ansiedad, de la misma forma que se observa cuando llegan las notas de corte para acceder a determinadas carreras, por ejemplo. Es un hecho que, en no pocos casos, habrá que ser conscientes de cómo se afrontan las dificutaldes que vienen, de las tolerancias a la frustración de unas generaciones que también han contado con ciertos "colchones" de seguridad. Pero, todo eso no quita para que las exigencias están ahí y que, para muchas personas, gestionar las mismas es complicado.

Por otra parte, y de esta cuestión no hemos dejado de escribir, está el escenario de futuro que le estamos dejando a estas generaciones, que cada vez lo tienen más complicado en un mercado de trabajo precario, especialmente para ellas. Nuestro sistema está generando que estos colectivos tengan cada vez más difícil configurar un proyecto de vida en ciertos términos que son la norma social, comenzando por un empleo estable que permita una subsistencia en condiciones y una emancipación, en el caso de los jóvenes, a través del acceso a una vivienda digna. Claro que habrá personas que digan que este es un modelo caducado o que hay otras alternativas. Sí, pero todo lo que no pase por unas condiciones materiales dignas... Es normal que este escenario cause situaciones de ansidedad, depresión, etc., porque el futuro no parece muy halagüeño. No quiere decirse que no haya que trabajarlo, que no haya que esforzarse, y que por el camino vendrán dificultades.

Y, finalmente, todo lo relacionado con la pandemia de la covid-19 y sus consecuencias. Seguimos insistiendo en que, seguramente, las más significativas en el terreno económico y social están por ver y que será la respuesta a estos desafíos la que marque el grado de las mismas. Pero, de nuevo, es lógico pensar que este escenario de futuro también genera situaciones negativas para la salud mental. En definitiva, tenemos un problema social de primer orden y hay que poner los remedios para evitarlo y solucionarlo. En el caso contrario, las consecuencias serán mucho más complejas de lo que nos podemos imaginar.