La protección de la infancia

Por EQUIPO AICTS / 4 de abril de 2022

La situación de la infancia, y de los jóvenes, está presente en numerosos estudios y diagnósticos vinculados a las condiciones materiales y a la vinculación con los orígenes socioeconómicos. Este es un elemento determinante ya que, obviamente, infancia y juventud (en su primera etapa), son dependientes de sus familias, de esas condiciones de partida que pueden condicionar, y lo hacen, sus proyectos de vida. Es cierto que los sistemas de protección han conseguido numerosos avances que han permitido la aplicación de medidas equitativas y de igualdad. Como defensores de modelos basados en la cohesión social, en la corresponsabilidad, en el valor de los Derechos Sociales y del Estado de Bienestar, no cabe duda que una educación y una sanidad gratuitas y universales, que unos Servicios Sociales que están presentes aunque precisarían de un desarrollo mayor, son hitos muy importantes. No son pocas las generaciones que han nacido con ellos y seguramente sería necesario insistir en la importancia de estos logros. De hecho, crisis como las que estamos viviendo han tenido las dos caras de la moneda: la fragilidad de los mismos ya que se han recortado recursos como ocurrió a raíz de la crisis de 2008; o el papel en el otro sentido de las Administraciones Públicas a raíz del covid-19, aunque el impacto de la crisis derivada de la pandemia es tan amplio que en ocasiones son medidas paliativas.

Sin embargo, las condiciones de partida y los orígenes socioeconómicos se han ido convirtiendo cada vez más en determinantes en la estructura social, ya lo eran. Como venimos señalando en numerosas entradas de este blog, la transformación de nuestras sociedades está llevando a una desigualdad interna cada vez más amplia que está ampliando las brechas sociales. Una estructura social en la que algunas oportunidades se van quedando cada vez más relegadas a colectivos más reducidos. Ese "efecto Mateo" del que alertamos continuamente. En este contexto, no son pocas las personas que van a ver limitadas sus oportunidades por el origen socioeconómico. Además, muchas actuaciones en la infancia tendrán un impacto a lo largo de la vida. Hablamos de educación, hablamos de salud, hablamos de nutrición, etc. 

Recientemente, el Gobierno de España se planteó como objetivo de aquí hasta 2030 el sacar a más de 700.000 niños de la situación de riesgo de exclusión social. El reto es inmenso y nos muestra cómo el escenario en España ha ido empeorando. De hecho, según los datos recogidos en el artículo señalado, solo Rumanía y Bulgaria presentan en la Unión Europea una situación peor en relación al riesgo de exclusión social en la infancia. Es un aspecto diagnosticado que, en el caso de España, hay colectivos que nunca salieron de esa situación de riesgo de exclusión social, hecho que se fue reproduciendo generacionalmente. Abordar esta cuestión plantea un desafío todavía mayor que hace referencia al mercado de trabajo y a las condiciones laborales, relacionadas con la estructura productiva de España. Colectivos que han estado en mayores situaciones de desempleo, de subempleo o en la economía sumergida, de trabajos temporales en el sector terciario precarizado, etc., generándose una especie de rueda y círculo vicioso de la que parece complicado salir. Por lo tanto, la protección de los Derechos Sociales de la infancia es clave y determinante, pero sin olvidar el origen socioeconómico.

En todo este proceso, el papel de la educación y de la escuela es clave. Sin caer en determinismos ni solucionismos, de nuevo parece que le estamos lanzando a la escuela retos y desafíos que afectan a todos y todas, no cabe duda que a través de la educación se pueden conseguir no pocos logros. La escuela y el sistema educativo tienen que estar presentes a todo ese entorno social, hecho en el que se ha avanzado en cuestiones como la atención a la diversidad y la educación inclusiva, entre otros. Recientemente, un artículo en El País a cargo Vicenç Araniz también incidía en el papel de la escuela en relación a los colectivos más vulnerables. Y esto es una realidad indiscutible, lógicamente. Pero, también es fundamental un trabajo más integral, un trabajo todavía más conjunto con los Servicios Sociales y no olvidar el papel clave de la escuela en la formación, la cual tendrá consecuencias a lo largo de la vida, como hemos señalado. Tiempos complejos, no cabe duda, pero tiempos en los que se debe avanzar en miradas más amplias para evitar volver a situaciones del pasado o que estas se produzcan de manera más sutil.