Las oportunidades en los estudios superiores

Por EQUIPO AICTS / 18 de abril de 2022

El Ministerio de Universidades presentó recientemente un interesante estudio sobre el abandono de los estudios universitarios y las causas del mismo. Realizado por María Fernández Mellizo-Soto, de la Universidad Complutense de Madrid, este informe ha venido a mostrar con indicadores y datos una realidad que está presente. Ciertamente, el estudio hace referencia al curso 2015/16, pero ya para ese curso se mostraba la cifra de que un 13% de los estudiantes presenciales en los cuatro cursos de Grado abandonaban sus estudios, indicador que descendía al 11% en el caso de los estudiantes menores de 30 años. Los factores más importantes en relación a dejar los estudios estaban vinculados a las características de los estudiantes y sus entornos familiares. A continuación, los que más incidencia tenían eran los relacionados con el grado que estaban cursando. Finalmente, las variables que están relacionadas con la universidad en la que estaban desarrollando sus estudios son las menos importantes. De esta forma, y descendiendo en las causas, también serían muy significativas el rendimiento académico del estudiante en el primer año, el precio de la matrícula, la edad de los estudiantes, el origen socioeconómico, el grado cursado y el área de conocimiento del mismp. Así, lo que se constata es el importante peso que tienen todavía las barreras vinculadas al origen familiar y socioeconómico para la igualdad de oportunidades y la permanencia en el sistema educativo, especialmente a medida que se avanza en el mismo y se supera la educación obligatoria.

Estos datos confirman los de otros estudios relacionados con la cuestión. Por ejemplo, en un análisis de las características, motivaciones y expectativas de los estudiantes de la Universidad de La Rioja, en el que participaron integrantes de AICTS, también se constataba la importancia de las variables socioeconómicas en las trayectorias en los estudios superiores, tanto en el acceso como en la permanencia en los mismos. A lo largo de los artículos que publicamos en el presente Blog, hemos incidido en el valor de la equidad y la igualdad de oportunidades en un contexto de políticas públicas relacionadas con el Estado de Bienestar. La reivindicación de las mismas no es incompatible con la visión crítica sobre el escenario actual en el que los orígenes socioeconómicos han alcanzado una nueva dimensión en relación a estas cuestiones, especialmente en el ámbito educativo. Las visiones más críticas sobre la meritocracia tienen su parte de razón en señalar que las "cartas están muy marcadas". De esta forma, mientras que en el pasado las desigualdades en educación eran explícitas y directas, ahora nos encontramos con unas formas más sutiles e indirectas en no pocas ocasiones. El "efecto Mateo" está presente en todo momento y afecta a las elecciones de escuela, a los costes indirectos, a las extraescolares, a los apoyos familiares, etc., variables todas ellas que, conjunta e interrelacionadamente, pueden ir marcando una trayectoria, hecho que sucede en la mayor parte de los casos. Eso no quita para que personas en situaciones de desventaja tengan una trayectoria educativa que se asemeje, e incluso supere, a las personas que parten con esas ventajas, pero siempre será con un esfuerzo más elevado. Sin olvidar la importancia de las ya señaladas políticas públicas a través de sistemas de becas y ayudas, determinantes en el acceso a los estudios superiores y que también pueden ser claves en la elección de estudios y de universidades, por ejemplo.

También ha perjudicado este escenario los cambios ocurridos en las últimas dos décadas, especialmente a partir de la crisis de 2008, con recortes presupuestarios durante esos años de crisis y aumento de tasas universitarias. Sin duda alguna, el informe del Ministerio de Universidades, en relación al curso del que recoge datos, el 2015/16, puede estar marcado en parte por esas consecuencias. De lo que no cabe duda es del hecho de que la igualdad de oportunidades en la educación sigue determinada en parte por el origen socioeconómico. Y que es todavía más evidente en los estudios superiores. La gratuidad y universidad de los 6 a los 16 años, y de los 3 a los 6, implica que esa desigualdad se manifieste a través de los factores señalados anteriormente, los cuales van acumulándose sin duda alguna. Pero, la puerta de los estudios superiores permanece cerrada para numerosas personas, familias y colectivos por motivos vinculados al origen socioeconómico. En numerosos casos, se cierran ya antes, con la vinculación del abandono escolar temprano y de unas menores tasas de idoneidad con esa procedencia socioeconómica. Y, al llegar a la Universidad, las barreras pueden seguir haciéndose más complicadas. Allí aparecen cuestiones como el ya señalado acceso a los estudios y universidades. Por ejemplo, no poder elegir una carrera que implique un desplazamiento de domicilio por no poder abordar los costes de los mismos. O del tipo de estudios, por el coste de matrícula. Además, durante los estudios puede tener que compaginarse el trabajo con los mismos para poder afrontar esos gastos, o colaborar con la economía familiar. Y, además, el peso de la nota y de los suspensos que afecta tanto al acceso a las ayudas y becas como a las segundas matrículas y sucesivas. 

En definitiva, un informe del Ministerio de Universidades interesante y necesario, que muestra una realidad que está ahí. Seguimos apostando por el valor de la educación, por la equidad y la igualdad de oportunidades, y somos conscientes de que la educación es el medio para reducir las desigualdades pero que, también, puede reproducirlas. Sin embargo, hay un hecho claro, y es que no podemos permitirnos retrocesos y volver a casillas de salida de las que veníamos. Y está ocurriendo en no pocos casos.