Sobre natalidad y futuro

Por EQUIPO AICTS / 25 de abril de 2022

Las tendencias demográficas, especialmente las vinculadas a la fecundidad y la natalidad, siempre están presentes porque nos muestran cómo se va ir configurando la estructura de una sociedad. En el caso español, no cabe duda que los cambios acaecidos en las últimas décadas han dado lugar a una transformación demográfica que nos ha convertido en una de las sociedades occidentales con menores tasas de natalidad e índices de fecundidad. Este hecho viene siendo una constante desde hace ya varias generaciones y ha sido explicado por las transformaciones de los sistemas de valores y de las condiciones de vida. Sin embargo, dichos indicadores siguen descendiendo y no se vislumbra un repunte de los mismos. Al contrario, escenarios de inestabilidad, incertidumbre y de retraso en la toma de decisiones de proyectos de vida, están incidiendo negativamente en la natalidad. De esta forma, la tasa de reemplazo no se puede cumplir ni se vislumbran soluciones que puedan favorecer un repunte. 

Estos días han aparecido algunas informaciones sobre la cuestión. La primera, un extenso reportaje de Jesús Rodríguez en El País sobre el descenso de la natalidad, con un índice de fecundidad de 1,3 hijos por mujer, cuenta con la participación de expertos así como con testimonios de personas que se ven afectadas por las situaciones que les impiden tener más hijos. Este interesante reportaje incide en las cuestiones que ya se han esgrimido y que están identificadas en numerosos estudios realizados por sociólogos y demógrafos. El cambio cultural y la transformación de los valores de la sociedad española, las condiciones del mercado de trabajo, las dificultades de conciliación de la vida familiar y laboral y las diferencias entre la fecundidad real y la fecundidad deseada, junto con el retraso en la edad del primer hijo. Estos procesos dan lugar a una sociedad que envejece y que no tiene asegurado ese reemplazo situado en una fecundidad de 2,1 hijos por mujer. Igualmente, se incide en que las medidas de las políticas públicas para favorecer la natalidad son insuficientes o no funcionan.

El domingo 24 de abril, Héctor G. Barnés en El Confidencial también abordaba la cuestión desde una perspectiva que presenta algunos matices. Contando también con las voces de expertos, autores de recientes publicaciones sobre la cuestión, se incidía en los cambios de la sociedad española y cómo esa incorporación de la mujer al mercado de trabajo y la ya señalada dificultad de conciliación de la vida familiar y laboral era un elemento central en la reducción de la natalidad. De esta forma, el foco se mantiene en los cambios estructurales y en las decisiones de los individuos, hecho clave y central. Además, se incide en que la evolución de la natalidad también ha sido un progreso ya que el descenso de la misma implica también que ha habido numerosas mejoras en las sociedades. El reportaje también abordaba de forma realista que no se puede esperar un ascenso de la fecundidad a dos hijos por mujer porque es un hecho que no va a ocurrir, que las crisis actuales inciden negativamente en este proceso, y que hay que ser conscientes de esta realidad.

Son dos reportajes recientes y altamente interesantes que sirven para continuar con un debate que, ciertamente, tiene visos de quedarse estancado en ese escenario que se está describiendo y que no muestra una tendencia de aumento de la natalidad en el corto y medio plazo. Los restos y desafíos que provoca la situación son elevados pero también es posible que las políticas públicas deban enfocarse en dar una serie de respuestas a esta realidad estructural. Como señalaba el titular de G. Barnés, no parece que vaya a volver ese modelo de familia en el que se tenían dos hijos. ¿Es positivo o negativo? Hay un hecho claro, esa diferencia entre la fecundidad deseada y la real, así como el retraso de la toma de decisiones para tener el primer y, en el caso de ser posible, el segundo hijo. Cambios estructurales profundos, la combinación de factores y un escenario que no va a cambiar.