La construcción de lo común

Por EQUIPO AICTS / 6 de junio de 2022

Durante estas dos últimas décadas, las tendencias de nuestras sociedades se han tornado más individualistas y priorizando cierto tipo de valores. Este hecho no se puede separar de la propia evolución del sistema capitalista dentro de un contexto neoliberal y globalizado. Sobre estas cuestiones se ha teorizado, escrito, debatido y hablado especialmente en los momentos de crisis que nos han acontecido en este periodo, pero también como un aspecto transversal que ha ido configurando nuestra sociedades. De esta forma, una de las cuestiones que suelen vincularse con el escenario vivido es la dificultad de articular un concepto de "lo común", como proyecto colectivo en nuestras sociedades, apelando a un "nosotros" pero desde un punto de vista de la corresponsabilidad y no enfocándolo en otros aspectos como los que se apuntan desde proyectos políticos excluyentes. Las reflexiones de este artículo también vienen marcadas por la lectura del recomendable Futurofobia de Héctor García Barnés, publicado por Plaza Janés y del que dimos cuenta en nuestras "Lecturas recomendadas". En la obra de García Barnés aparece también la cuestión de cómo imaginar un futuro con proyectos comunes, hecho que en estas décadas parece haber quedado en un segundo plano, o incluso más allá.

No se entenderían modelos de sociedades como las basadas en el Estado de Bienestar sin la consideración de "lo común", de la construcción de unas sociedades más igualitarias con principios como los de la corresponsabilidad, la cohesión social y la equidad. En tiempos como los actuales, basados en un importante cinismo, "lo común" parece algo lejano. Pero no es menos cierto que se utiliza "lo común" constantemente, aunque en no pocas ocasiones como un mantra banalizado para el que no se articuan los mecanismos que impliquen avanzar en el mismo. Las debilidades de nuestro sistema y las crisis sucesivas han ido abriendo la puerta a otros discursos que tiran de lo común desde una forma excluyente, trazando una línea clara entre "los unos" y "los otros". Sin embargo, la cohesión social no puede estar más lejos de estos discursos y visiones y fue precisamente el Estado de Bienestar el que se encargó en buena medida de canalizar ese "lo común", entre otros factores. Unas sociedades que tenían como objetivos la reducción de las desigualdades, la equidad, la garantía de Derechos Sociales a través de su accesibilidad, la corresponsabilidad, etc., consiguieron avanzar en esos caminos. Con sus debilidades y contradicciones, que existen obviamente, estuvieron ahí. Lamentablemente, en las dos últimas décadas esas visiones se han ido debilitando, aunque las causas hay que encontrarlas décadas antes, ya a partir de la década de los setenta del siglo XX. 

En la actualidad, nuestros debates están trazados por numerosas cuestiones vinculadas a estas políticas y a "lo común". Se debate sobre la viabilidad de estas políticas públicas, ya debilitadas. Se debate sobre las pensiones. Se analiza el papel de la educación, del ascensor social y se entra en la meritocracia, algo que todo el mundo tiene claro que no existe pero también se conoce que es a través de la educación y de ciertas políticas sociales a partir de las cuales se puede avanzar en una mayor equidad. Y todo ello sin olvidar todo lo relacionado con las respuestas a las crisis, como la del covid-19, tan diferentes a las llevadas a cabo en 2008. En este contexto, ha sido sin duda alguna retomar unas líneas estratégicas y medidas más vinculadas a esas visiones relacionadas con el Estado de Bienestar las que han permitido una respuesta más eficiente.

Pero, retornando a nuestra reflexión inicial, y siguiendo con el libro de Héctor García Barnés, se observa que hay una ausencia de un proyecto colectivo que pase por ese "lo común", desde ese punto de vista de igualdad y de equidad. Ciertamente, nuestro tiempo ofrece muchas ventajas y avances inimiginables hace poco tiempo. Pero también un escenario en el que nos hemos instalados, en el de la negatividad en relación al futuro, en el de no ser capaces de imaginarlo de otra forma que no sea una pérdida de las conquistas logradas en el pasado, las cuales se están produciendo a través también de una precarización de la vida. García Barnés acierta en el diagnóstico y en la solución, en pensar que si hemos conseguido y logrado llegar hasta aquí, también podemos pensar en los cambios que tenemos que hacer en nuestros sistemas y sociedades para que esos futuros no sean tan pesimistas. Sí, somos conscientes de que los factores y las corrientes no juegan a favor de los mismos, pero algo habrá que hacer.