La reproducción

Por EQUIPO AICTS / 5 de septiembre de 2022

Una de las principales corrientes en la Sociología de la Educación es la denominada "reproduccionista", marcada en buena medida por las obras de Pierre Bourdieu. A grandes rasgos, y especialmente a través del papel de los capitales (económicos, culturales, simbólicos, sociales, etc.), del "habitus" y de la posición en la estructura social, se reproduciría la estructura social debido a que las condiciones de partida no son similares para todos los individuos. Bourdieu prestó especial atención al sistema educativo y al papel de la cultura, destacando obras clásicas como La reproducción. Elementos para una teoría del sistema educativo, junto a Jean-Claude Passeron, también junto a este autor se encuentra Los herederos. Los estudiantes y la cultura; Capital cultural, escuela y espacio social; sin olvidar el papel que desempeña un trabajo como La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. A pesar de sus limitaciones, como todas las teorías, sus críticas y limitaciones, Bourdieu sigue siendo un referente fundamental para la Sociología y sus marcos teóricos y metodológicos siguen siendo muy útiles y necesarios para explicar nuestro mundo y su deriva, siendo empleado como una de las bases de no pocas investigaciones y estudios.

Como hemos señalado en otras ocasiones, la expansión de la educación como Derecho Social, el avance de las clases trabajadoras y medias hacia estudios superiores, la incorporación de la mujer a los mismos, etc., fueron avances que no se pueden explicar sin el papel del Estado del Bienestar. Y en este contexto también encajan perfectamente las teorías y hallazgos de Bourdieu y sus compañeros. El papel otorgado a la educación, el acceso a bienes culturales, la influencia de los "habitus", la naturaleza del sistema escolar, etc., implicaba que el mismo jugaba, y sigue haciéndolo, un papel paradójico en el que se produce una reproducción de las desigualdades sociales a través de la educación pero, a su vez, también es el principal mecanismo para reducir las mismas. Es decir, un escenario de tensión en el que los sistemas educativos se desenvuelven. También hemos incidido en numerosas ocasiones en el "efecto Mateo" así como en el debate de la meritocracia, todo ello arraigado en la obra de Bourdieu.

Nuestro mundo está retornando a un mayor peso de los orígenes sociales y económicos en las trayectorias educativas y académicas, con sus consecuencias. Es cierto que, en las décadas pasadas, cuando numerosas personas de orígenes socioeconómicos humildes lograron llegar a niveles educativos que antes estaban cerrados para las clases más altas, se generó una expectativa de que la meritocracia funcionaba. Obviamente, todo esto tendrían muchos matices, pero sí que se produjo un avance. El ascensor social funcionaría vinculado al nivel educativo, pero se seguían manteniendo escenarios de desigualdad que funcionaban de forma más sutil. Es posible también que ese escenario de ascensor social pudiese funcionar en un contexto y periodo determinado, con unas condiciones muy específicas. La reproducción tenía elementos vinculados al tipo de carreras a los que se accedía, a los lugares a los que ir a estudiar, etc. Hoy, estas diferencias se han intensificado y de una reproducción sutil hemos pasado a una situación en la que ya es más explícita. Sí, hay una universalización de la educación, nuestros sistemas educativos funcionan mejor de lo que en muchas ocasiones se suele plantear, y muchas personas siguen accediendo a la universidad. En el lado contrario, con todo esto ya no basta, lamentablemente y de nuevo los orígenes socioeconómicos marcan el camino a través del "efecto Mateo". De hecho, no es casualidad que en la última década haya crecido la inversión de las familias en ayudas extraescolares, academias, etc. Claro que no todo el mundo se las puede permitir. Y, además, los indicadores y datos nos siguen mostrando que es mejor contar con el mayor nivel de estudios posible que no tenerlos para acceder al mercado laboral. Sí, es una obviedad, pero conviene recordarla porque a veces, en función de determinadas visiones a uno y otro lado del tablero político, parece que se olvida o que se quiere olvidar.

En relación a todas estas cuestiones, dos artículos han aparecido en los últimos días en los medios de comunicación. Retomamos de nuevo a Héctor García Barnés para recoger su artículo "Si quieres ser CEO, que tu padre sea CEO: los trabajos que más pasan de padres a hijos", en El Confidencial. El mismo es un acertado análisis de las condiciones que se van transmitiendo generacionalmente en función de una serie de condiciones que están vinculadas a esos puntos de partida socioeconómicos y culturales. Sin caer en el determinismo y con diversos testimonios, García Bernés presenta indicadores sobre la cuestión. Unos días antes, El País publicaba un reportaje titulado "Padres que fabricaban, hijos que reparten: la precariedad que florece donde muere la industria". Firmado por Emilio Sánchez Hidalgo, presentaba el escenario del Corredor del Henares, entre Madrid y Guadalajara, y recogía uno de los fenómenos a los que también nos hemos referido en otras ocasiones como es el hundimiento del sector secundario y el hecho de que esos empleos están siendo sustituidos por otros muy precarios. Y, como bien señala Sánchez Hidalgo, son los hijos de los primeros los que caen en los segundos. Es decir, Bourdieu sigue estando muy presente y siendo muy relevante para explicar el momento actual, y lo que está por venir.