Sobre los horarios de trabajo

Por EQUIPO AICTS / 03 de julio de 2023

De nuevo, otra cuestión que suele aparecer de vez en cuando en la agenda, bien porque se produzca algún estudio sobre el tema, se realicen algunas comparaciones, o aparezca en el horizonte electoral. Le ha tocado el turno estos días a los horarios de trabajo en España, que suelen quedar muy mal parados en la comparación con los países europeos. El País ha publicado un artículo con datos de Eurostat sobre la jornada laboral, firmado por Emilio Sánchez Hidalgo y con el título de "Los horarios locos que 'roban vida' a miles de trabajadores españoles". En el mismo, se señala que en España se trabaja una media de 36,4 horas a la semana, siendo la media europea de 36,2, y encontrándose España en situación similar a Francia o Italia, y con menor carga de trabajo que Portugal. Sin embargo, cuando la comparación es con los países nórdicos, con Estados de Bienestar más desarrollados, la situación cambia y las diferencias se van a cinco horas con Noruega y Dinamarca, así como con Países Bajos y Alemania, aunque varía el número de horas de diferencia. 

Pero la diferencia es más acusada en el trabajo a partir de las 18:00 horas, señalándose que en España se trabaja de forma más diseminada que en el resto de Europa. De esta forma, casi un 30% de trabajadores y trabajadoras, según la fuente de Eurostat, está en su puesto laboral a partir de las 18:00 horas, siendo el país europeo con diferencia en el que más se da esa situación. Las consecuencias, en todos los sentidos, son relevantes y también nos hablan de algunas características estructurales de nuestro modelo productivo y de otras tendencias generales. En el primer caso, no cabe duda de que estamos también ante las consecuencias del peso del turismo y del comercio en España. Los horarios de una buena parte de estos trabajadores y trabajadoras están condicionados, obviamente, a las franjas horarias en las que se realizan parte de estas actividades. La restauración y la hostelería son un ejemplo en ese sentido, y la apuesta por este modelo se ha incrementado en las dos últimas décadas. En el caso de la actividad comercial, nos encontramos en situaciones casi similares, con unos centros de las ciudades que se han convertido en un escaparate comercial homogéneo, todas las ciudades son prácticamente iguales en ese sentido, y con una flexibilización de horarios comerciales en no pocos casos que tienen consecuencias en condiciones laborales. El segundo factor es más general y hace referencia al incremento de las exigencias en la mayor parte de los empleos, un aumento de la productividad que afecta tanto a empleos cualificados como no cualificados. Es un factor que se ha acelerado tras la pandemia del Covid-19 y al que la digitalización está empujando en una dirección cada vez más clara. No faltan los artículos y reportajes que abordan estas cuestiones, especialmente en profesiones cualificadas, afectando también a trabajadores y trabajadoras autonómos, que en ese sentido estarían en una posición más precaria. Y, finalmente, no podemos olvidar, y vinculado a estas cuestiones, una cierta "cultura empresarial" que se da en España, no tenemos indicadores sobre este hecho, más allá de una cierta "intuición sociológica", que nos muestra cómo se valora la mayor presencia en el puesto de trabajo, como un elemento relacionado con el compromiso. Esto ha generado no pocas disfunciones a lo largo del tiempo, hecho que estaba más interiorizado en una serie de generaciones que veían ese compromiso como un valor en sí mismo.

Estos horarios, y sus factores asociados, tienen sus consecuencias en dos aspectos clave, entre otros. En primer lugar, en las desigualdades. Uno de los elementos determinantes para las desigualdades es el uso del tiempo y, obviamente, esa mayor disponibilidad de tiempo para la vida personal, familiar o el ocio, está fundamentada en buena medida por el nivel socioeconómico. Se podrá decir que esto no encajaría con uno de los aspectos que hemos señalado en el párrafo anterior, los trabajadores y trabajadoras cualificadas sometidas a una elevada presión por la productividad y el rendimiento. Pero, en este sentido entraría una nueva variable a ese factor como es la calidad del tiempo. Además, como hemos visto en otras entradas del Blog, no son pocos los trabajadores y trabajadoras que pasan una parte de su tiempo diario en desplazamientos al lugar de trabajo, hecho acentuado por la gentrificación de los centros de las ciudades que da lugar a que cada vez más personas, especialmente ocupadas en empleos no cualificados, no puedan vivir cerca de donde trabajan. Aquí, la brecha es enorme. Y, en segundo lugar, la conciliación de la vida familiar y laboral, debate transversal y estructural, lejos de solucionarse, que implica con estos horarios que la conciliación sea muy complicada. De esta forma, se demanda un aumento de la natalidad pero, con estas condiciones de empleo, incluidos los horarios, se hace más difícil.

En definitiva, una cuestión que no hay que dejar de lado, los tiempos y horarios de trabajo, pero unas transformaciones que en España cuentan con unas barreras y resistencias enormes. Una cuestión que tiene impactos determinantes en las desigualdades y que se ve cruzada por las variables socioeconómicas, y que se reproducen.