Conciliación y verano

Por EQUIPO AICTS / 24 de julio de 2023

A finales de junio y comienzos de julio, los medios de comunicación recogían testimonios sobre las dificultades de conciliación de la vida familiar y laboral en el periodo estival. Nada nuevo bajo el sol, al contrario, con mayores dificultades porque el periodo vacacional del sistema educativo y de toda una estructura de actividades extraescolares, clases complementarias y actividades deportivas que realizan los niños y niñas. Si durante el curso académico, la conciliación entre el trabajo de los dos integrantes de la pareja, en el caso de las familias monoparentales (encabezados generalmente por mujeres) se complica mucho más, en verano es más complicado si cabe. Obviamente, hay numerosas circunstancias y casuísticas, vinculadas a variables como el tipo de trabajo desarrollado, los horarios del mismo, la cercanía de red familiar que pueda apoyar a las parejas, relacionado con el lugar de residencia, y, obviamente, el nivel socioeconómico.

De esta forma, la oferta de servicios de ludotecas, públicas y privadas, han crecido exponencialmente en la última década. Así como toda clase de campus deportivos, de estudios, etc., en el que participan numerosas entidades. Estos servicios son determinantes para familias y personas que, en no pocos casos, no cuentan con vacaciones, o solo disponen de una semana o quince días, en función de la organización de los calendarios laborales. Y es que, en no pocas ocasiones, tenemos visiones un tanto distorsinadas de las realidades que nos rodean. Hay trabajadores y trabajadoras que pueden disfrutar de un mes de vacaciones, seguro que algunas personas que lean este artículo ponen en primer lugar a los docentes, los cuales cuentan con casi dos meses (aunque haya gente que piense que son tres, pero no). Pero, son mayoría los que tienen unas vacaciones más limitadas, trabajos y empleos no cualificados, de servicios, etc. Y, en un país como España, con la presencia del sector turístico, esto alcanza otras dimensiones porque son numerosos los trabajadores que se emplean en hostelería, restauración, etc., siendo los meses de verano cuando tienen más oportunidades de trabajo. Si tienen hijos e hijas, también precisan de conciliación, obviamente.

Y aquí entra en juego la variable socioeconómica porque, como durante el curso, no todo el mundo está en las mismas condiciones para poder acceder a estos servicios. En el caso de los públicos, los precios son más reducidos, pero las plazas son limitadas. En el caso de los que oferta el mercado, el abanico es amplio, pero todas las familias no están en las mismas condiciones para poder acceder a esta oferta. En un contexto de precariedad, con un mercado laboral con salarios bajos y con un incremento del coste de la vida, acceder a estos servicios no está al alcance de la mano de todas las familias.

Siguen existiendo redes familiares que desempeñan un apoyo fundamental. No son pocas las familias que llevan a sus hijos e hijas con sus abuelos y abuelas, a los pueblos o ciudades de origen incluso. O, si residen en la misma localidad, que no siempre es el caso, cuidan de ellos durante las jornadas laborales. Es una constante aunque, como se viene observando en la última década, las redes de apoyo familiar, que siguen siendo indispensable y fuertes, se van debilitando. Por un lado, porque estas sufrieron un fuerte impacto y tensión con la crisis sistémica de 2008. Por otro lado, porque también se han producido cambios en el grupo de nuestras personas mayores. 

Septiembre regresará con las rutinas de siempre, en una vida acelerada que llevamos. Y volverá el debate sobre la conciliación durante el curso, cuyas responsabilidades caen en mayor medida en las mujeres, como en verano. De esta forma, seguiremos con un problema sin solución, que se va enquistando. Y así seguimos, sin encontrar la tecla, lanzando cada vez más funciones al sistema educativo, haciendo que las posibilidades para conciliar dependan cada vez más del nivel socioeconómico, y ampliando desigualdades también por esa vía. Sí, muchos trabajadores son cualificados, pero hay muchos que tienen empleos de alta temporalidad, antes hemos hablado del turismo, estacionales, de fin se semana, etc. Seguimos sin soluciones.