Jóvenes y futuro
Por EQUIPO AICTS / 31 de julio de 2023
Ha finalizado un curso tremendo en todos los sentidos. Comenzando con el escenario político de España, con unas Elecciones Generales del 23J que dejan la gobernabilidad del país en una situación compleja, siendo uno de los posibles horizontes la repetición de las mismas en unos meses. Una situación que, por otra parte, era factible debido al proceso que está llevando la vida política española. La otra opción, la continuidad del gobierno actual con las coaliciones y apoyos que se dieron en la anterior legislatura. Pero, ese hecho tampoco está claro. En el plano económico, el curso 2022/23 comenzó con una serie de incerditumbres y hechos que hemos venido analizando en este Blog. Veníamos de la pandemia del Covid-19, que se superaba y se abordaban los planes de reconstrucción. Pero, la invasión de Ucrania por parte de Rusia nos sumía en un cambio geopolítico de primer orden que cuestionaba la Globalización. Además, Europa se veía en una posición de inferioridad frente a Estados Unidos y China. Mientras tanto, también subían los precios, así como los tipos de interés, golpeando a las economías familiares e igualmente a pequeñas y medianas empresas. Pero, en el ámbito económico, los últimos meses nos han lanzado una serie de indicadores positivos como son el control de la inflación, de los tipos de intéres no y ni se le espera, así como unos datos de empleo y desempleo no vistos en España desde antes de la crisis de 2008. Es decir, unos indicadores macro que muestran una tendencia positiva, aunque no se reflejen en los niveles de vida de buena parte de los ciudadanos y ciudadanas. Además, también se observa cómo el futuro, a nivel europeo, va a venir marcado por políticas de contención del gasto y reducción de déficit y deuda. Es decir, un retorno a una austeridad que tanto daño hizo en la crisis de 2008 y que, afortunadamente, no se tomó como receta en 2020 con la pandemia del Covid-19.
Estas situaciones, con independencia de mensajes triunfalistas o catastrofistas, llevan a una incertidumbre general que se ha instalado en nuestras sociedades. Se han perdido no pocos de los resortes estructurales y sólidos, relacionados con el papel del empleo, las condiciones de trabajo o el peso de las políticas vinculadas al Estado de Bienestar. Allí donde se mantiene con más fuerza, también lo hace disminuido. Y es que, no son las condiciones en las que nos encontrábamos en las décadas centrales del Estado de Bienestar, con un modelo basado en la norma social del empleo. En la actualidad, las bases que determinaban el mismo se han transformado con la evolución del capitalismo hacia el neoliberalismo, en el contexto de la Globalización, apoyada por la evolución de las tecnologías.
Y, en esta evolución, se hace más necesario que nunca incidir en la situación de los jóvenes, como también hemos venido analizando en este Blog desde su nacimiento. Hace unas semanas, ETHIC publicaba "La juventud en la era de la incertidumbre", que firmaba Pelayo de las Heras. En dicho artículo, se analizaba, tanto a partir de datos cuantitativos como de la valoración de expertos, el escenario de la juventud, y las conclusiones no son nada positivas. Pérdida de poder adquisitivo, dificultades para acceder al mercado laboral, o el consiguiente impacto en la salud mental, eran algunas de las cuestiones que se planteaban en dicho texto. Un escenario que, ciertamente, en el caso de España no es una novedad, pero que ha ido complicándose cada vez más para este colectivo en los últimos quince años, desde la crisis sistémica de 2008. Los jóvenes, por lo tanto, tendrían más difícil que sus generaciones anteriores, lograr esa emancipación a través del mercado laboral, en nuestra sociedad no hay otra forma, y ni siquiera pueden agarrarse a promesas vinculadas a la cualificación y formación, a las cuales sí pudieron hacerlo otras generaciones anteriores, prácticamente hasta comienzos del siglo XXI. Además, los apoyos familiares se han reducido, debido a que sus padres y madres, en la mayor parte de los casos, no han tenido la estabilidad laboral y la posibilidad de ahorrar de generaciones anteriores. Son apoyos que fueron clave para poder estudiar sin necesidad de compatibilizarlo con trabajar, para ser ayudados en el acceso a la compra de la vivienda, o incluso en momentos de dificultad, como los que se dieron en la crisis de 2008, en la cual el apoyo familiar desempeñó un papel determinante. Obviamente, otras familias y jóvenes no están en esa situación, lo que nos lleva a la reproducción de las desigualdades y de la estructura social, a la permanencia e intensificación del "efecto Mateo", a los cierres de clase que se observan claramente con la formación, etc.
Como bien acierta a señalar el artículo de Pelayo de las Heras, hay que tener en cuenta el impacto futuro para nuestra sociedad de este escenario. El peaje a pagar será alto si no se generan políticas que aborden, en serio, esta situación, y ya vamos con retraso. Seguimos aplicando recetas que no funcionan, lanzando a los jóvenes a un mercado laboral precarizado, con unos precios de la vivienda, en alquiler y propiedad, inabordables. La situación está ahí, su impacto en el futuro, complicado.