Migraciones
Por EQUIPO AICTS / 30 de octubre de 2023
Las urgentes y rápidas noticias, acontecimientos, conflictos, etc., van dejando en un segundo plano otras cuestiones que solo saltan de nuevo a los medios de comunicación cuando se dan ciertas situaciones. Es el caso de las migraciones que, en los últimos tiempos ha regresado a los mismos con la situación que se está generando en las Islas Canarias. El paso del continente africano a estas islas a través de cayucos y otras embarcaciones endebles, ha aumentado, provocando una situación compleja, con unos servicios de asistencia claramente desbordados. Sin embargo, el hecho de que ahora regrese a los medios, no quiere decir que las migraciones se hayan detenido, ni mucho menos.
Los flujos migratorios del sur hacia el norte siguen estando presentes, obviamente. Son miles de personas las que se juegan la vida para alcanzar unas tierras en las que puedan desarrollar un proyecto de vida que, en sus países, no es factible o, en caso de serlo, se realiza en condiciones de precariedad. Nuestras sociedades han asumido la inmigración, en no pocas ocasiones con una visión utilitarista ya que, en un contexto de baja natalidad y de numerosas actividades laborales que ya no realizan la población local, a los inmigrantes se les ve como una solución para estos escenarios. En el segundo caso, es una realidad clara. En el primero, la situación ofrece más dudas, aunque no es menos cierto que la inmigración contribuye a rejuvenecer las envejecidas sociedades europeas.
Esta visión utilitarista de la inmigración, funcional en otros términos, no suele tener en consideración la dimensión como personas de esos inmigrantes que, como decíamos, vienen buscando un futuro mejor. Personas que dejan atrás sus comunidades y familias, produciéndose un desarraigo importante. Personas que se enfrentan a barreras importantes en nuestras sociedades, de todo tipo. Personas que viven situaciones durísimas en sus trayectos, los cuales no aseguran el éxito final. Y que, en definitiva, también tienen que abordar escenarios de desigualdad, precariedad, exclusión social, etc. Esto no quiere decir que la diversidad cultural y el multiculturalismo sea fácil, al contrario, implica unos retos y desafíos, como estamos viendo, que están lejos de solucionarse. Lo que es un hecho es que, en definitiva, las migraciones van a seguir existiendo y que incluso se pueden incrementar con las transformaciones de nuestro mundo, cambio climático incluido, siendo de sobra conocido que ya tiene un impacto en las migraciones, aumentando las mismas debido a que diferentes zonas del planeta serán menos habitables.
Una de las noticias que ha surgido estos días en relación a las migraciones, aunque no ha tenido mucho impacto, es el aumento de un 60% de niños que cruzan solos el Mediterráneo central. A partir de un estudio de UNICEF, el dato es de 11.600 niños en los que llevamos de 2023 han realizado ese trayecto. En el Mediterráneo central, como decíamos, por lo que la cifra será más elevada teniendo en cuenta otras rutas migratorias. Un dato demoledor que afecta a un colectivo tan vulnerable como la infancia. Si no se actúa tanto en las sociedades emisoras como en las receptoras, estas cifras solo pueden aumentar.