No son únicamente números

Por EQUIPO AICTS / 11 de abril de 2022

Llevamos unos meses reflexionando y analizando situaciones y escenarios que hacen referencia a los cambios que están ocurriendo en nuestras sociedades. La estructura social está cambiando a pasos acelerados, algunos muy directos, otros más sutiles. Lo hemos comentado en numerosos posts de este blog, haciéndonos eco de estadísticas, indicadores, artículos, etc. Ciertamente, no faltan los estudios que abordan estas cuestiones que afectan a la cohesión social y que están teniendo consecuencias demoledoras en la misma. Crisis sistémica de 2008, pandemia covid-19 y la concatenación de cuestiones geoestratégicas con la invasión de Ucrania por parte de Rusia como hecho más destacable y de consecuencias imprevisibles. Venimos sosteniendo que, todos estos procesos, inciden en una cuestión clave como es el tablero en el que nos desenvolvemos, obviamente, y que tienen que ver con la evolución del capitalismo, la Globalización y los procesos de desregularización y de triunfo de las corrientes neoliberales. Es un hecho que todo eso está sobre la mesa y que la Globalización parece estar cambiando de dirección o adquiriendo unas nuevas dimensiones, pero también habría que contar con una perspectiva sobre ello. De lo que no cabe duda es que esta situación añade incertidumbre, mucha.

Por otra parte, no son tampoco pocas las voces que indican que estos cambios se dan en un contexto en el que la Humanidad nunca ha estado tan bien ni ha vivido mejor. Obviamente, es cierto que hemos venido de una evolución positiva y que los niveles de bienestar de parte de la población del planeta son elevados, especialmente en el mundo denominado occidental. Eso no quita para señalar que las desigualdades persisten, que son numerosas y que los niveles de inequidad son altos. Pero, la evolución positiva también se ha basado en esas políticas de cohesión social, de redistribución, el Estado de Bienestar, etc. Estos procesos parecen haber llegado a un punto límite, a un escenario que se ha ido gestando durante décadas y que se ha acelerado en las dos últimas. Sí, es cierto, algunas cuestiones están garantizadas, o en parte, pero no es menos cierto que hay un proceso de pérdida de base y de suelo que está teniendo esas consecuencias sobre la cohesión social. La cuestión también es que, si se ha conseguido construir sociedades en las que la cohesión social y la igualdad y la equidad se han conseguido, nunca de forma perfecta, no hay motivos para pensar que ese proceso no se puede repetir o ampliar. Pero...

En este contexto, cuando la cuestión de los perdedores de la Globalización se hace más patente, a pesar de nuevo de críticas sobre este concepto, incluso desde posiciones favorables a postulados progresistas, es un hecho, es más preciso insistir en que estas personas, familias y colectivos no son únicamente números. Todos estamos inmersos dentro de esas estructuras y de los procesos que nos han tocado vivir, pero hay formas y formas de vivirlo y afrontarlo, y en no pocas ocasiones son esos procesos los que te llevan por delante. Obviar estas cuestiones, las condiciones estructurales y fiarlo casi todo a una cuestión individual es uno de los errores frecuentes y de las trampas que ofrece el modelo neoliberal. Además, el mismo se basa también en los aspectos cuantitativos que, según como se lean o interpreten, enmascaran la realidad.

Hay personas, familias y colectivos detrás de esos números, de esas cifras que están presentes en nuestro día a día y a la que nos hemos ido acostumbrando, lamentablemente. Todos conocemos personas en nuestro entorno que lo están pasando mal, que tienen dificultades, que no cuentan con una red de seguridad en forma de una familia que pueda acudir en su ayuda. Unas familias que perdieron parte de su posibilidad de hacerlo con la crisis sistémica de 2008 y que, en casos como el español, fueron claves para que no pocas personas y familias no cayesen en situaciones de exclusión social. Hace unos días, un reportaje de El País se hacía eco de historias personales que aparecían en un estudio de Cruz Roja sobre la cuestión y la forma en la que pobreza y la exclusión social se iba reproduciendo. Numerosas personas no se habían recuperado de las crisis anteriores y, ahora, se acumula una nueva.